viernes, 24 de marzo de 2017
Estimada Mamá de un bebé prematuro:
Puede ser que en el momento en que te dijeron que tu bebé iba a nacer, mucho antes del tiempo supuesto, tuviste una gran cantidad de sentimientos encontrados, pero el que más prevaleció fue el miedo. Miedo a saber cómo iba a nacer, miedo a pasar por algo desconocido y miedo a pensar que podía suceder un desenlace triste y terror de que tu bebé pudiese fallecer.
Yo se que tener un bebé prematuro no es tan fácil, te sientes frustrada y culpable, generalmente pensamos ¿qué hice mal para que esto sucediera?, así como que no es justo lo que está pasando tu bebé. Tantos aparatos, monitores, cables, tubos, medicamentos…Llora todo lo que quieras, y los días que lo necesites hacer, va a hacer que te sientas mejor y que agarres energía para seguir el día.
Una de las peores cosas es la impotencia, sentir que no podemos hacer nada y que “simplemente” hay que esperar y tener paciencia es tan difícil. Los días se hacen eternos mientras está en la sala de cuidados intensivos, no poder estar 24 horas con tu bebé es desesperante, quieres tener noticias rápidamente y a veces no llegan tan rápido. Aprendemos a ver los mínimos avances como grandes avances, aprendemos que no tenemos el control de la situación.
Llegar a casa sin tu bebé a la salida del hospital es un sentimiento indescriptible de tristeza, llegaste como si estuvieras vacía, algo tan importante en tu vida y que no has podido disfrutar te hace falta, el alma está en mil pedacitos y tu corazón está roto.
Puede que no quieras hablar con nadie, porque tienes que repetir incontables veces las cosas y te hace revivir los momentos. Tenemos pánico a que suene el teléfono y sea del Hospital o una llamada del médico, estamos predispuestos a que nos den malas noticias.
No podemos comparar esos días a los de las mamás que tienen bebés a término y salen felices a casa en conjunto, la alegría por ese momento la tendremos después cuando lleguemos con nuestro bebé días, semanas o meses después. Solo recordar el momento hace que lo revivas. Cuando nació mi segundo hijo que fue prematuro, llegar a casa sin él fue lo peor, cuando aún pienso en todo lo que pasó se me nublan los ojos y puede que se desborde una que otra lágrima. Incluso te confieso que cuando hablo con las mamás de mis pacientitos prematuros y las veo pasando por lo mismo, revivo el momento y me identifico con la situación, algunas me deben haber visto con los ojos llenos de lágrimas. Es algo con lo que vivirás y estará ahí presente.
Cuando lo cargues por primera vez o le puedas dar comida, te sentirás “más mamá”. Háblale, acarícialo, cárgalo lo que puedas desde que te den permiso de hacerlo, tu bebé te necesita tanto como tú lo necesitas a él. Tómale fotos si lo consideras necesario.
Cuando llegues a casa disfrútalo y da gracias por tenerlo contigo, tu bebé es un superhéroe o una heroína que logro combatir un periodo difícil y logró su cometido. Lo mejor está por venir.