¡No es tan fácil!

jueves, 27 de marzo de 2014

 

He escuchado cientos de veces: ¡no me sale leche!, ¡duele mucho dar pecho!, ¡mejor le voy a dar fórmula para que duerma más, es que estoy agotada!…  Bueno, es que nadie dijo que ofrecer lactancia materna era fácil; es más, es muy difícil y es una carrera de resistencia y no de velocidad.  

Desde que era estudiante de medicina nos decían y leíamos, que para que saliera leche sólo bastaba con pegarse al bebé al pecho y ¡listo!… ¿en realidad sonaba bastante fácil no?…  Al estudiar Pediatría fue lo mismo, sólo que con un poco más de profundidad en el  tema.  Cuando pasábamos por la sala de Neonatología o la de Maternidad, uno le insistía a las mamás que se pegaran a los bebés e incluso, a mí personalmente, me molestaba que las mamás dijeran que no podían o que no les salía nada de leche.

Cuando nació mi primera hija, ya siendo Pediatra, estaba “full” convencida que ella recibiría lactancia materna exclusiva. Al llegar a casa con ella, la chiquita quería comer cada hora u hora y media (que era normal). ¡No era tan fácil el asunto! Tenía en ese momento, una señora que me ayudaba con el cuidado de la niña y cada vez que mi hija comía, la señora me decía que ella creía que yo no tenía suficiente leche y que había que darle fórmula. Por supuesto, que luego de varios años de lavado de cerebro (desde la facultad de medicina), yo me rehusaba a la idea.  Hasta mi madre me dijo que a ella tampoco le salía leche y me dieron fórmula cuando era bebé.  Entre el cansancio, los malos consejos, la inexperiencia del primer hijo (a pesar de atender a los de otros), desistí a la idea de la leche materna exclusiva y le dimos fórmula para complementar las tomas que no quedaba satisfecha; y así fue hasta los 15 meses de vida.  Con mi segundo hijo fue diferente, ¡ya no me agarraban en esa!, y éste recibió leche materna hasta los 9 meses; luego de eso complementada con fórmula.

Para que las madres puedan iniciar y mantener la lactancia materna exclusiva exitosa durante 6 meses, la OMS y el UNICEF, recomiendan que la misma se debe iniciar en la primera hora de vida del niño (cosa que en la capital de nuestro país es difícil porque al nacer el bebé, lo llevan al cuarto de recién nacidos y la madre no lo ve hasta varias horas después).  El lactante sólo debe recibir leche materna EXCLUSIVA (ni siquiera agua, esto último un poco difícil de comprender para las abuelas) cada vez que el bebé lo demande, a pesar del cansancio y de las pocas horas de sueño durante los primeros meses.   Tampoco se deben usar biberones ni chupetes, por lo menos durante las dos primeras semanas.  Lo óptimo es que se brinde leche materna hasta los dos primeros años de vida.

Los bebés que reciben leche materna exclusiva tienen menor incidencia de diarreas y  de enfermedades respiratorias, sin mencionar el sinnúmero de beneficios que tiene para la madre; como quemar entre 300-500 calorías al día sólo por dar pecho.

A medida que pasan los años comprendo más a las mamás, muchas no tienen la culpa de no querer dar pecho, la sociedad las obliga a recurrir a la fórmula.  Si algo he aprendido, es que para que una mamá quiera dar pecho, tiene que estar totalmente convencida de esto. Muchas madres nunca han recibido información valiosa sobre la lactancia y escuchan las recomendaciones sólo después que nace el bebé.   Para lograr que la mayoría de las mamás lo logren (a pesar del cansancio y la inversión del tiempo), hay que iniciar la educación en las escuelas, continuarla en los controles del embarazo y durante las visitas al Pediatra.

¡Si la madre no está segura de hacerlo, no lo va a lograr!…  Es curioso ver en mi consultorio, que las mamás que más dan pecho, son las mamás extranjeras.  Entonces, ¿algo está mal en nuestro país no?…  Y como le digo a las pacientes: “hay vacas lecheras y vacas no lecheras”, las mujeres no somos iguales, pero hay que intentarlo, y si se logra es GENIAL…

Se sabe que si  una mamá recibe apoyo moral de la pareja y de su entorno, el éxito aumenta; así que animen a sus maridos a que las apoyen… ahhh y ¡hago constar que el mío sí coopera!  Si logramos que la mamá esté convencida y le brinde a su bebé lechita de ella, la satisfacción va a ser enorme, la sensación de que el pequeñín necesita de ella es extraña y para muchas gratificante; pero de algo no hay duda, como me dice una amiga: ¡el vínculo que se crea es increíble!

Algunas mamás me comentan que vale la pena el sacrificio, pero yo digo que vale la pena el tiempo invertido y los beneficios para ambos. En estos momentos, tengo un bebé de un mes el cual recibe leche materna, y créanme que la satisfacción del deber cumplido supera al cansancio. Ojalá llegue el día en que la mayoría de los bebés panameños reciban leche materna, incluso aceptaría como éxito que la reciban junto con fórmula (aunque se sabe que no es lo ideal). Seguiré soñando ese momento y seguiré educando a las madres que estén a mi  alcance, así como espero no ser la única golondrina del verano.

Sobre mi

A lo largo de mi vida de pediatra y
con una práctica privada en la
ciudad de Panamá, he aprendido
que cada historia tiene algo que
enseñar.

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